viernes, 11 de septiembre de 2009

De profetas, pistoleros y locos...

Se supone que aquí escribo historias, no sobre ellas, pero hoy, haré una excepción.

Sería extraño de mi parte escribir algo sólo por el hecho de que la mayoría habla de ello. Nunca me he podido mover junto a las masas con demasiada comodidad, simplemente, no se me da.

(El pistolero)
Luego de leer la nota y ver el video de la entrevista a José, el pastor boliviano que ha vivido en México casi dos décadas y que decidió secuestrar un avión para comunicar al Presidente la amenaza de un supuesto terremoto… intenté pasarlo por alto. “Otro más a la lista de los que cruzaron la línea”.

Un día después, el comentario de una Abogada en Twitter, cristiana, me obligó a continuar la reflexión. Dijo ella: “Después de lo que pasó ayer con el “pastor” secuestrador del avión hoy llovieron las críticas”.

Más tarde, ese mismo día, leí el comentario de una película llamada “Lord, save us from your followers” (Señor, sálvanos de tus seguidores), al parecer un documental y creo que el título es lo bastante explícito. Pero si desean revisar un poco más: http://lordsaveusthemovie.com/ Sitio en inglés.

Por la noche, un poco antes de que el día se tornase en 11 de Septiembre, veíamos videos en YouTube sobre el Pastor boliviano. En dicho video, demostraba habilidades con armas de combate cuerpo a cuerpo y manejo de un arma de fuego tales que, no dejaban duda de su testimonio: Había sido el Peor (mejor) francotirador en su momento y lugar, y salió de esos asuntos al creer en Cristo y arrepentirse de aquella vida. Se dedicaba a predicar y a cantar, y no pretendo juzgar la calidad de sus prédicas o sus cantos, el hecho es que cambió de rumbo.

De ese video, llegamos a otros, hechos por algún creyente “comprometido” que pretendía desenmascarar a Dante Gebel, un predicador argentino, como un simple bufón y hereje.

(El profeta)

Y luego, por si fuera poco, llegamos a Benny Hinn. Preferiría no ser explícito, pero uno de los videos, el hombre se movía y andaba durante unos momentos cuál si estuviese ebrio, después, en otra secuencia, arremetía con su saco y golpeaba el espacio que le separaba de quienes compartían el escenario con él y todos caían de manera casi mágica.
Luego, videos con profecías no cumplidas que emitió hace años, entre ellas la muerte de Fidel Castro en los 90´s y la destrucción de la comunidad gay en Estados Unidos. Ambas obviamente, incumplidas.
Pensaba yo, “es demasiado” pero no. Después vino otro segmento que ya había visto antes, dónde Hinn comete una herejía que un anciano llamado Wilkerson (quien merece mi respeto) no tuvo reparo en denunciar por el mismo medio que fue dicha.

Luego el hecho de que algunos “servidores” de Dios, no aceptan invitaciones de tal o cual cantidad. No, no hablo solo de dinero, también de personas. Y aunque es entendible el dilema de a cuál acudir si se tienen varias… ¿No deberían resolverlo preguntando? Es sencillo: “Dios, ¿A cuál voy?

Entonces fue un golpe… ¿Puedo yo acabar así? Digo, supongo que todos podemos terminar saliendo un poco de lo que, en un principio, consideramos correcto. Creo que es sencillo para cualquiera alejarse del camino que haya escogido seguir y que todos lo que sirven a Dios, corren el riesgo de dejar de hacerlo y comenzar a seguirse a sí mismos o alguien (algo) más sin darse cuenta.

Y todo se redujo a: ¿Cuándo fue que se perdieron? ¿Nadie se dio cuenta, nadie les dijo que corrian peligro de extraviarse? Digo… ¿Cuándo fue que Salomón decidió hacerle más caso a los consejos de sus mujeres que a su propia conciencia, siendo él “el hombre más sabio” de todos los tiempos?
¿Cómo es que Saúl pasó de ser un hombre de Dios, y creyó ser capaz de tomar mejores decisiones que el Todopoderoso?

Pablo dijo algo como: “Creyendo ser sabios, se hicieron necios”.

Ahora, digámoslo de otra forma.

(El loco)

Hablemos del Joker, el enemigo de Batman. En las historias, es un tipo excesivamente inteligente, e infinitamente loco. Sin embargo, al explicar su origen, dice esto: Lo único que lo separa a él (un loco, psicópata, asesino, etc.) del resto de las personas, es un mal día.
Siguiendo esa misma línea, lo que separa a Batman de ser un niño rico, fue un mal día.
Pero… no fue un mal día, fue una mala decisión. Quizá algunas más de una, pero decisiones al fin.

A veces Dios dice, espera. Otras tantas, Dios dice, sí, o no. Y unas cuantas, muchas quizá, no dice nada. Sin que el silencio signifique que ya no está allí, sino quizá que hay una lección que aprender y que para ello debemos tomar alguna decisión, incluso si esa es esperar.

Aun así, creo que soy incapaz de llegar a una conclusión real de porqué estas personas tomaron las decisiones que los llevaron a éste punto de su vida, dónde pasaron de ser “Santos” y se volvieron “Locos”.

No escribo éstas líneas criticando, sino reflexionando, que todos corremos el riesgo de perder el rumbo, que grandes hombres de Dios, cometieron errores que les costaron muy caro. Que como ellos, algunos lograremos enmendar un poco el camino, otros no. Pero que todos, debemos tener cuidado, y que antes de comenzar las Cruzadas, cometer un suicidio en masa, anunciar profecías a diestra y siniestra o secuestrar un avión, nos preguntemos algo sencillo y trillado:
¿Qué Haría Jesús?


Extra.

Veritas:

¿Qué haría Jesús?

Claro está que no secuestraría un avión (No, ni aunque hubieran existido). Daría su mensaje, limpio y claro, y lo que la gente hiciera con ese mensaje, sería responsabilidad de ellos.

Tampoco lanzaría maldiciones generacionales en cadena nacional. Creo que a él le gustaba bendecir.

Y tampoco tendría un “mínimo” de asistentes para sus predicaciones, de hecho, bien pasaba de los miles a una docena, o a tres personas.

Ciertamente, no haría muchas de las cosas que hacemos y que escudamos en Su nombre.

martes, 28 de julio de 2009

Hoy nació...

Hoy nació ella, Yunuen.
Es la hija de mi mejor amigo.
Es la hija de una amiga de la infancia, casi prima.
Es mi sobrina.
Mi ahijada.


Hoy... soy tío.
Hoy... dejará de ser un apodo, seré El Padrino.


Mañana, si Dios quiere, escribiré sobre hoy, el hoy que mañana será ayer, y el hoy que mañana será hoy. Y es que hoy, nació Yunuen.

viernes, 24 de julio de 2009

Silencio.

Aun, estoy seguro, hay muchas historias que contar.
Pero el silencio me ha embargado estos meses.
Pronto, terminará ese voto forzado,
que al mismo tiempo, es voluntario.

miércoles, 8 de abril de 2009

Recuerdos: Un viejo travieso


Hace muchos años, existió un pequeño niño, hijo de un rey.

El rey, preocupado por la educación de su hijo, mandó llamar a un sabio de las tierras del norte.

Para la tarea envió a dos soldados, los mejores de su reino. Elak era joven, fuerte, valerosos, tenia las virtudes de su edad, junto a sus errores. Sior era un soldado veterano, muy viejo héroe con miles de triunfos de guerra, tanto que decían, solo un dios podría hacerle frente.

El camino fue complicado y severo, hubo muchos obstáculos, pero con su objetivo en mente, sin distraerse y sin prestar atención a detalles innecesarios, parecía que tardarían mucho menos en llegar de lo que había sido programado.

Al cuarto día de viaje, Elak despertó mas temprano de lo habitual, ni siquiera clareaba, la luna aun estaba alta. Giro para ver a Sior, pero no estaba. Elak, preocupado por el viejo, se levanto apresurado, tomo su espada y comenzó a buscar al tiempo que gritaba -¡Sior! ¡Sior! ¡Aparece ya viejo maldito!- Pero no hubo respuesta, solo un apacible silencio.
Elak siguió caminando hasta encontrar un claro, se adelanto para ver si ahí se encontraba Sior. Alcanzo a distinguir una figura a lo lejos, cerca del barranco.
- ¡Sior!- Grito Elak mientras corría hacia el bulto. Empuño la espada con fuerza y la puso en el cuello de la persona frente a él.
- Sior...- Dijo con cierta timidez.
- ¿Que deseas?- Le pregunto Sior sin siquiera mirarle.
- Nada, ¿donde estabas? ¿Qué haces aquí?-
- Meditando Elak, disfrutando del paisaje. Deberías hacer lo mismo-
- Vamos viejo, no me metas esos sustos. Además, deberías de estar descansando y no perder tiempo con esto.
- Vamos, ya he terminado lo que vine a hacer.

Ambos se levantaron, Elak preparo el resto de las cosas y siguieron su camino.

Al llegar a lo alto de la montaña, ambos pudieron ver una humilde cabaña, en lo mas alto de la cima. Fuera de ella, estaba un tronco de pino, parecía fungir como banca. Y sentado en esa banca, un viejo (mucho mas que Sior) totalmente cano y con ropas sencillas. Ellos no necesitaban preguntar, pues el rostro, la fuerza, la paz que emanaba el viejo, eran suficientes para remover cualquier ápice de duda: Ese era el sabio.

Sior y Elak se postraron sobre su rodilla izquierda e inclinaron la cabeza hacia el anciano. El viejo hablo antes que ellos. ¡No podía permitirlo!, ¡Era totalmente inaceptable!, ¡Descortés conversar con alguien sin invitarle una taza de té! : Jazmín con un toque de otras hierbas, y endulzado con un trozo de panal de abeja.

- ¡Pasen muchachos, pasen! Vamos, levántense por favor, no están delante de un rey.-
- Gracias, pero debemos cumplir con las ordenes del rey, disculpe si le molestamos-
- Nada de molestias, nada de molestias, ¿Cómo ha estado su majestad? ¿Aun sigue criando esas águilas?- Su tono era alegra, familiar.
- Si señor, su majestad sigue criando esas magnificas aves, son un orgullo. De hecho, Elak le ayuda bastante con ellas- Elak estaba un poco apenado por el comentario, y no pudo evitar mostrar modestia. –No es para tanto señor, solo ayudo un poco a cuidarlas, su majestad es un magnifico maestro.-
- Si, lo es, recuerdo cuando apenas si podía sostenerlas en su brazo, era muy pequeño cuando su alma se unió a esas aves. Pero le ha sido de bien, es mas, recuerdo...-

La conversación siguió mucho tiempo, de hecho, conversaron toda la noche, hasta que llegó el amanecer. Sior no se preocupo para nada, pero Elak pensó que no llegarían antes del noveno día, como les ordeno el rey. Con esta misma preocupación en mente, apresuro un poco al sabio. Y el sabio, respondió.

- Esta bien jovencito, entiendo, entiendo... deseas cumplir las ordenes del rey. Bueno, les haré dos preguntas, si las contestan, les acompañare. ¿De acuerdo?-
- Como desee señor- Contesto Elak, mientras Sior solo miraba al viejo, con cierto agrado por su propuesta.
- Veamos, veamos... Si, podría ser, será sencillo para ti Elak. Bueno, ¿Listo? Ahí va...
- Cuando las águilas enseñan a sus hijos a volar... ¿Qué hacen?-
- Elak estaba alegre, seria sencillo.
- Arrojan a sus polluelos al vacío, solo así logran volar.-
- Bueno, pero... ¿Eso que significa?- La mirada del sabio era inquisitiva, pero a Sior le pareció mas bien traviesa. Elak titubeo un poco. Meditabundo y casi en transe contesto:
- Saben que las conquistas más importantes en la vida, se logran por medio de la experiencia propia, digamos, de correr riesgos, de enfrentar los temores y de un paso de fe.-
- Muy bien, Elak, has cumplido tu parte. Ahora, la siguiente pregunta. Sior, ¿cuantos cruces de camino, cuantos ríos y cuantas cuevas encontraste de camino aquí? Ah, y ¿qué encontraste de comida en el camino?-
- ¿Que? Señor ¿No es eso imposible de contestar? ¿Acaso nos ha engañado y desea que el rey nos decapite? ¡Como puede...!- Sior interpuso su brazo para detener a Elak, quien cada vez se acercaba mas al viejo.-
- Cuatro cruces de caminos principales, una veintena de pequeños cruces en los senderos del bosque; dos ríos, uno al norte de la montaña y otro a cinco kilómetros de aquí, también hay pozos en cada pueblo que pasamos y uno mas a mitad del bosque; Hay siete cuevas de camino aquí. Hay algunos conejos, jabalíes y otros animales pequeños, moras silvestres y otras frutas, pero algunas son venenosas. Por cierto señor, el oso de la segunda cueva se ha estado moviendo, y se acerca cada vez mas a esta área.- Elak parecía hechizado, mudo, inmóvil. Estaba sorprendido por todo lo que Sior menciono y que por supuesto, el no había notado siquiera. La blanca barba escondía la sonrisa del sabio, igual de traviesa que antes.
- Gracias Sior, ese oso es un viejo amigo mío. Quizá presintió la venida de extraños y les ha estado vigilando. Estos amigos me cuidan bastante. Eres un excelente guerrero Sior. Pero dile, dinos, cuando has visto todas estas cosas Sior.
- Elak, siempre te he dicho que los detalles suelen ser importantes. Sabio, agradezco su cumplido, pero ha sido la Vida y la Experiencia quienes me lo han enseñado. Hay que poner atención en esas cosas, pues son importantes. Dependemos de todo cuanto nos rodea; nosotros afectamos el entorno y el entorno nos afecta. Por tanto hay que estar preparados y anticiparse a lo inevitable. Y lo más importante, uno acaba por disfrutarlo. El viaje, es tan importante como el destino.
- Bien, excelente caballeros. ¡Excelente!. ¿Pero que esperan? ¡Vamos! ¡Su Majestad espera a este anciano! ¡No podemos hacerle esperar!

Comenzaron el viaje, y antes del noveno día, llegaron al castillo. Fueron recibidos con honores, con trompetas y tambores. Hubo fiesta y una gran celebración. El rey, estaba feliz por ver a su viejo amigo. Justo antes de irse a dormir, el rey abrazo a su amigo el sabio, el cual correspondió con cariño. Justo antes de separarse, entre los pasillos que llevan a la recamara del rey, el anciano esbozo su traviesa sonrisa y dijo:
- -Sabes, quizá... aun no sé si podré cuidar de tu hijo.- Guardo silencio, pero antes que el rey hablara, concluyó- Pero de eso hablaremos mañana. Descansa viejo amigo, descansa.

lunes, 30 de marzo de 2009

Extracto: Noche de Luces

Estrellas. En las noches, siempre pensaba en las estrellas. En el día, también pensaba en ellas, pero las ocupaciones le distraían. Después de todo, sin esa distracción, la nostalgia acabaría convirtiéndose en un exceso de bilis negra.
Ojala fuera otoño, así, el viento que mueve estas hojas tan molestas seria, al menos, un viento no tan helado. Pero las estaciones se confunden entre ellas; las líneas de solsticios y equinoccios se pierden con regularidad. Es pleno invierno, antiguamente ya no habría hojas en estos árboles. La mayoría se volvió naranja hace unas semanas; no están totalmente secas, pero el viento es fuerte... y muy frío.
Sus brazos se mueven instintivamente a cubrir su pecho, tratando de mantener el calor en el corazón y los pulmones. Los árboles se estremecen con prisa, las hojas caían sobre ella; son tantas que las siente como lluvia, no, como nieve. Hace frío.

-Ese maestro es un imbécil. Mira que discutir tanto por un error que no quiere admitir.
-El idiota nos hace venir a clase a esta hora y luego se olvida y nos manda de regreso.
-Tengo frío.- Lo dice temblando.
-Esther, deberías de abrigarte más. No quiero que te enfermes. ¿Porque no dejaste que Ander te llevara? Si te hubieras ido con el no estarías pasando frío ni tendrías que irte sola. Yo te llevaría, pero ya ves que mi carro esta en el taller y aunque me vienen a recoger, quedamos de ir a cenar. Ven con nosotros! Así no me aburro con las platicas familiares y tu no te arriesgas a un resfriado.
-Gracias Ali, pero estoy muy cansada y necesito dormir.
-Mmm... Ok, pero, ten cuidado. Esta muy oscuro y por el frío las calles están muy solas. ¿En serio no quieres venir? Me voy a quedar preocupada. Te hubieras ido con Ander, creo que le gustas. Digo, estas muy guapa y eres muy inteligente.
-¿Callate, como le voy a gustar? El tipo esta guapo, su familia es rica, es inteligente, gentil y muy diferente a los otros tontos de la clase.
-Bueno... Parece que a ti también te gusta. Como sea, ten cuidado.
-No pasa nada, no es la primera vez que ando sola. Además no es tan tarde.
-Bueno pero...¡Mira! Ahí viene mi papá. Cuidate mucho Esther. Cualquier cosa me llamas. Mañana te hablo para ver sigues.
-Cuidate, y saludame a todos.

La camioneta se detiene en la esquina. Alina cruza la calle, subió a la camioneta y se despide gritándole que se cuide mucho. Retornan en esa misma esquina. Esther agita la mano con una sonrisa, mientras las luces de lo conocido se pierden, dejándola sola en aquel desconocido lugar.
La universidad es completamente diferente por la noche. Es la primera vez que esta ahí, tan tarde y tan sola. Las sombras se mueven por todo el camino creando formas y figuras, revelando los bichos que habitan en la oscuridad. Las manos creadas por las viejas ramas la tratan de atrapar. Los ruidos, crujidos, chillidos, aunque no crea en fantasmas o duendes, esa maldita oscuridad da miedo.
El camino sigue derecho durante medio kilómetro; atraviesa la universidad de un extremo a otro y solo así puede llevar a tomar un taxi. Por seguridad tienen prohibido entrar al campus. Los pies entumidos. No siente las orejas y la nariz le molesta.
La paranoia que la mayoría sufre al verse envuelto en las sombras arremete contra ella. Detrás de ella, solo era una sombra. Un chillido, una reja semiabierta. El corazón late más rápido y ella solo piensa en salir corriendo de ahí. Pero el frío le entume las piernas y apenas si puede caminar.
Hace una semana, asaltaron a una estudiante de otra facultad. Atraparon a varios vagos y ella identificó a uno. Aunque no estaba segura, el tipo era parecido. Tenia que ser el; si la justicia no actuaba rápido, la joven se volvería loca pensando que el miserable que la había asaltado y manoseado andaba suelto.
Esther piensa en eso, pero atraparon al tipo. O no? No había que tener miedo de alguien así. Pero apresura el paso un poco más. Faltan unos doscientos metros. Ya puede ver las luces de la avenida.
Las luces se hacen más tenues y el viento sopla más rápido, como si le siguiera el paso.
Es un área llena de grandes árboles, entra poca luz en cien de esos doscientos metros.
Un ruido fuerte. Una sombra. El tipo se abalanzó contra Esther y cayeron al suelo. Ella intenta defenderse, pero el tipo es enorme y muy fuerte. Usa todo su peso y fuerza para intentar zafarse, le aprietan las muñecas y el peso del tipo no la deja ni despegarse un poco del suelo. La desesperación la inunda. El maldito empieza a lamerle la cara. Que asco. Logra librarse la boca, al menos lo suficiente para gritar
-¡Auxilio!-
Grita con toda su fuerza, pero el maldito le tapa la boca. No puede respirar bien. Esta muy frío. El aire que respiro de golpe para gritar le lastima los pulmones. Duele. Todo el cuerpo duele, aunque empieza a perder fuerza. Ve todo borroso. Una luz muy fuerte ilumina todo. Se deslumbra. No puede hablar pero grita por dentro.
-¡Que alguien me ayude! ¡Auxilio! ¡Por favor! ¡Ander!- No esta ahí, pero piensa en Ander.
La luz se siente mas cerca. El dolor, el hedor a perfume barato del idiota que tiene encima. La asquerosa saliva embarrada en su mejilla. El tipo se levanta. Mal nacido. La luz se detiene y ella... se desvanece.

La luna brilla detrás de una nube muy delgada, es lo más cercano a un claro en ese cielo invernal.

En la pequeña sala yace hay un viejo mueble, un librero de metro y medio de alto creado por Hurley hace mucho años. Cualquiera diría que parece mas bien un ropero, pero no. Los espacios para los libros están dentro de los limites de sus dos puertas. La madera es oscura, como los secretos que bien podría guardar, secretos que pertenecían a su dueño original. Pero la identidad de aquella artesanía de caoba protegida por cedro del Líbano se perdió con los siglos. Era una pieza maravillosa que no ha necesitado una sola reparación o restauración en todo este tiempo.

El Hurley contempla a esa hermosa joven. Simple contemplación, un lujo de los muy sabios y generalmente, de los muy viejos. Las lagrimas brotan, acarician sus mejillas dejando un camino que releja la poca luz que entra por la ventana. Que triste es ver a una dama llorar! Más triste es que nadie le consuele.

Alguien golpea la puerta. El ruido le parece molesto pero trata de ignorarlo.
Pasan cinco minutos, dejan de llamar a la puerta. Pasan diez, la joven ya no puede dormir. Pasan veinte y a ella le parece que un cereal no estaría mal. Su pants es viejo, pero solo ira a la tienda. Su blusa es cómoda y resalta su figura. Unos tenis y listo. Toma el dinero y las llaves. Quita el pasador de arriba, gira la perilla. La puerta se abre rápido y con tanta fuerza que de no haberla esquivado, le habría dado un buen golpe en la cabeza.
El movimiento brusco de la puerta fue acompañado de un azote en el suelo.
Ahí esta él, caballeresco, tirado a los pies de la dama. Solo que más bien estaba tirado boca arriba y no de rodillas. Sus miradas se cruzan mas no reaccionan inmediatamente.
Ya sea por una atracción inconsciente o porque ella deambula aun entre los estados del sueño y él es tomado presa de la pena, reaccionan un minuto después. Ambos ríen al unísono al darse cuenta que ella lo tiene a sus pies y que el recibió un buen golpe en la cabeza.
-¿Te dolió?.
-No es nada.
-¿Pero que hacías ahí? No me digas que...
-Si, toque la puerta hace rato y me imagine que estabas dormida. Pensé en despertarte o tirar la puerta, pero mejor me senté a esperar.
-Si hubieras gritado que eras tu me habría levantado. Perdón.
-No pasa nada. Hoy no tengo compromisos, y aproveche para mandar unos correos.
-Oye...
-¿Que?
-¿Ya levantate no?
-Es que el piso esta muy cómodo. Bueno, pero vamos a almorzar.
-Si te esperas una media hora en lo que tomo un baño y me preparo...
-Que tal si comemos aquí...
-¿Tú cocinas?
-Ok. ¿Tienes algo en mente o lo que yo quiera?
-Confiare en ti.
-Gracias Ama Esther.

Esther permaneció mirándolo y no podía dejar de pensar en él, en como la había salvado apenas unas noches atrás, en como la había acompañado desde entonces. Ander la miro y no necesito palabras, pudo escuchar en su mirada lo que Esther quería decir, pudo escuchar ese eterno “Gracias”.


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Este es un extracto, pertenece a una historia que comencé a escribir, pero aun esta en proceso.

domingo, 15 de marzo de 2009

Poemas.

Estos poemas son de Amado Nervo y su Amada Inmovil.

Los coloco aquí hoy, más no he de comentarlos, hablan por sí mismo.

Se incluyen, porque dicen lo que deseo decir, hoy.

10

IX. SÓLO TÚ

CUANDO lloro con todos los que lloran,
cuando ayudo a los tristes con su cruz,
cuando parto mi pan con los que imploran,
eres tú quien me inspira, sólo tú,
Cuando marcho sin brújula ni tino,
perdiendo de mis alas el albor
en tantos barrizales del camino,
soy yo el culpable, solamente yo.
Cuando miro al que sufre como hermano;
cuando elevo mi espíritu al azul;
cuando me acuerdo de que soy cristiano,
eres tú quien me inspira, sólo tú.
Pobres a quienes haya socorrido,
almas obscuras a las que di luz:
¡no me lo agradezcáis, que yo no he sido!
Fuiste tú, muerta mía, fuiste tú...
Abril de 1915


9

III. EL QUE MÁS AMA...

SI NO te supe yo comprender,
si una lágrima te hice verter,
bien sé que al cabo perdonarás
con toda tu alma... ¡Qué vas a hacer!
¡El que más ama perdona más!
26 de abril de 1913




Y, para concluir, les comparto uno de Manuel Gutiérrez Nájera.


Non omnis moriar

¡No moriré del todo, amiga mía!
De mi ondulante espíritu disperso,
algo en la urna diáfana del verso,
piadosa guardará la poesía.

¡No moriré del todo! Cuando herido
caiga a los golpes del dolor humano,
ligera tú, del campo entenebrido
levantarás al moribundo hermano.

Tal vez para entonces por la boca inerme
que muda aspira la infinita calma,
oigas la voz de todo lo que duerme
con los ojos abiertos de mi alma.

Hondos recuerdos de fugaces días,
ternezas tristes que suspiran solas;
pálidas, enfermizas alegrías
sollozando al compás de las violas...

Todo lo que medroso oculta el hombre
se escapará vibrante, del poeta,
en áureo ritmo de oración secreta
que invoque en cada cláusula tu nombre.

Y acaso adviertas que de modo extraño
suenan mis versos en tu oído atento,
y en el cristal, que con mi soplo empaño,
mires aparecer mi pensamiento.

Al ver entonces lo que yo soñaba,
dirás de mi errabunda poesía:
era triste, vulgar lo que cantaba...
mas, ¡qué canción tan bella la que oía!

Y porque alzo en tu recuerdo notas
del coro universal, vívido y almo;
y porque brillan lágrimas ignotas
en el amargo cáliz de mi salmo;

porque existe la Santa Poesía
y en ella irradias tú, mientras disperso
átomo de mi ser esconda el verso,
¡no moriré del todo, amiga mía!




Poemas, hoy. Dando lugar a la nostalgia, que desde anoche a las 12, se encaja.

martes, 24 de febrero de 2009

Recuerdos: Un día caluroso.

Es sin duda uno de esos días calurosos y aburridos. El tedio es adornado por las moscas que sobrevuelan los restos de comida en el piso. El viejo sillón de piel negro sobre el cual descanso, es asquerosamente pegajoso. Y lo peor es que no he comido nada en tres días, el agua sabe a sarro y el sudor es tanto que no importa cuanto lo limpie, siempre acaba entrando en mis ojos y el muy maldito arde como aguarrás.
Tengo que salir, no por aire fresco (afuera es mucho peor), debo pagar la renta de este miserable departamento en el que no cabemos; las moscas, las cucarachas, las hormigas y yo nos disputamos el espacio. Este lugar en un pedazo de basura, sin calefacción, sin agua caliente, sin aire acondicionado, con una sola toma de corriente, así que, o prendo el ventilador o veo la tele... adivinen cual gana.
Me comencé a vestir y salí a la casa de la rentera. Esa vieja no se digna a vivir en esta pocilga, tiene otra un poco más decente al otro lado de la ciudad. Así que tengo que caminar por dos horas y tomar el subterráneo para llegar allá. En fin, hay que caminar.

El piso esta caliente, estos tenis se calientan demasiado, pero si usara otro tipo de calzado más abierto, el sol me quemaría los pies. Así que tengo que aguantar el calor y lo húmedo que quedan por el sudor. Esto es un asco.

Cuando cruzo la calle, un imbécil casi me atropella. Es una de esas pequeñas calles sin semáforo, es cierto, el tipo iba a cuarenta a lo mucho, pero aun así debió fijarse y ceder el paso. Los demás peatones parecen no notarme, me ignoran, soy demasiado insignificante para ellos. Me empujan, y cuando les grito, los bastardos cobardes ni siquiera voltean a verme. Quise ahorrarme la caminata pero el maldito camión no se detuvo; es mejor el subterráneo, pero aun faltan muchas calles para eso.

La calle esta llena de perros, pequeños y grandes, perros por todos lados. Los muy idiotas me ladran. Cada vez que ladran lo hacen mas fuerte, como enojados, ladran y enseñan los dientes con gruñidos que harían temer a cualquiera, a cualquiera menos a mi. Uno de ellos, el mas grande, es un maldito perro negro con unos colmillos que bien podrían partirme el brazo de una mordida. Ladra y ladra, gruñe furioso, se adelanta un paso, prefiero ignorarlo, pero ladra demasiado... Callate! Le grite al tiempo que le miraba furioso. El cobarde se fue con la cola entre las patas aullando como un cachorro recién pateado; todos los demás se van tras el, pero ellos ni si quiera voltean la mirada.

Por fin llegue al subterráneo, fue una caminata larga pero no me resulto cansada. Me siento ligero aunque de cierta manera, el calor y la sensación pegajosa del sillón aun permanecen.

Bajo las escaleras y continuo con el eterno ritual hasta que llego al vagón. Es medio día pero no hay mucha gente, de hecho solo hay unos vagos, unos trabajadores y unas cuantas jovencitas. Una de ellas me gusta. Esta un poco alejada de las otras, parece algo tímida. Me le acerco por detrás y le susurro al oído:
-Hola señorita, es usted muy hermosa.- No me contesta.
-Disculpe, le gustaría tomar un café conmigo?- Me ignora, no se librara de mi.
-Vamos! Contesta! Bajate conmigo y vamos a divertirnos!- Grite y grite pero la muy zorra no me contesto, solo me ignoro escribiendo mensajes en un celular.
-Maldita zorra!...- Seguí maldiciendo y no me miraba, no me miraba, me ignoraba aun. Estaba furioso, enojado y di un manotazo y le tire el celular. Me baje mientras disfrutaba de los gritos de miedo de esta niña zorra.

Por fin llegue al edificio de la rentera. Una vieja chaparra y delgaducha que caminaba a medio paso. Salude al portero y no me contesto. Que acaso ni los lacayos tiene educación en estos días? En la recepción pregunte por la vieja para ver si estaba, y de nuevo me ignoraban. Llegó una señorita, y como me seguían ignorando me quede a esperar que a la secretaria se le diera la gana contestarme.

-No esta la dueña?- Pregunto la jovencita.
-Que asunto tiene con ella joven?- La secretaria se portaba amable con ella.
-Vengo a preguntar por un departamento en el nuevo edificio, dicen que demolerán el vejestorio de la calle 25 y que si pedíamos un departamento con anticipación, pues, nos darían buen precio y...-

Ya no pude escuchar, iban a demoler mi edificio! Como diablos podían demoler mi edificio? Es cierto que últimamente no había muchos inquilinos, quizá solo los de mi piso, pero... Porque? Mientras seguía preguntándome, la secretaria le decía a la jovencita donde estaría la vieja y me dirigí para allá, tenia que reclamarle a esa vieja o al menos separar un lugar en el nuevo edificio.
Al fin llegue, es un lugar tenebroso este cementerio. Había un montón de personas en el centro y camine hacia ellos, eran demasiados. Ahí estaba la vieja, llorando, quizás algún familiar, pero... eran demasiados féretros para una sola familia... No importa, no vine a eso. Estuve a punto de acercarme a la vieja y confrontarla pero estaba llorando, no pude, podría esperar a mañana. Muchas personas lloraban, muchas familias distintas, pero nadie conocido.
Aun así, mucha tristeza, soledad, eso era lo que había en el ambiente. Por alguna razón, sentí nostalgia, comencé a llorar. No podía dejar de llorar y no quería hacerlo.
Mientras las lagrimas corrían y mi voz parecía disminuir con cada sollozo, comencé a recordar tantas cosas. Comencé a recordar toda mi niñez, mis padres, su cariño, lo que me enseñaban. Recordé las veces que llegue golpeado a casa, y mamá me abrazaba y el dolor se iba. Recordé cuando era mayor y papá me daba consejos de cómo invitar a esa joven que me gustaba. Recordé mi primera novia, recordé las demás novias. Recordé mi primer beso y todo lo demás. Recordé lo que hice después, ya de grande. Las borracheras, las peleas, las drogas, las mujeres (ya no eran las novias, solo las mujeres). Recordé el olvidar a mis padres. Recordé esos tontos que hablaban detrás de un mueble de madera, recordé las cosas que decía aquel libro, recordé la pregunta que me hicieron, recordé la diferencia que en ese entonces no vi y ahora veo, la diferencia entre mi niñez y mi juventud. No logro identificar cuando cambie, pero note mi carácter y mis acciones, sentí la falta de inocencia. Sentí... la culpa. Recordé las historias de un Dios que era tres, recordé la Sangre y el Espíritu y me dolió, me dolió porque sentí que no lo conocería, que estaría lejos siempre... Y no deje de llorar, aunque ya no tenia lágrimas.

Un tipo de traje se me acerco, tenia mal gusto; Quién lleva traje blanco a un funeral?. Pero se me acerco y dijo: Es hora.

Volví a calor, a la oscuridad, a la soledad. Solo que esta vez era mucho peor y no se porque lo sentí así pero, también era para siempre.

Y recordé, que se me ofreció el perdón y lo rechacé.




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La perspectiva y el punto son claros... Este es el reflejo de una de las probabilidades en la apuesta de Pascal.